¡El juego prohibido!

Los Dioses paganos eran los únicos en saber lo pletórico que sería aquel momento de sábado… la locura llevado a los Limites…

La hora pactada se atrasó debido a diversos contratiempos. Era una noche de lluvia interminable. Un gran apagón de electricidad detenía la vida de la ciudad. Maneje despacio, llegue un poco tarde al lugar. Un gran silencio invadía el viento en las afueras de la locación, una sombría sensación invadía mi cuerpo… niebla por todos lados. Lo único que me hacía seguir adelante es justamente la necesidad de experimentar sensaciones fuertes y sentirse vivo.

Una vez ingresé en aquella casa… todo fue muy distinto. La calidez y camaradería avivó el calor de la noche. Comenzaron los buenos momentos. El reencontrarse con amigos más allá de la simple y escueta palabra. Empezamos la velada con las preguntas obligadas, prolegómenos para ponerse al tanto de los pormenores de la vida. Lo prosaico y lo capital se mesclaban en el diálogo.

Iniciamos con las clásicas reglas de toda la vida, aunque quien han asistido a estos exclusivos intercambios sociales saben a lo que acuden, conocen los riesgos implícitos de este particular juego. El juego se inició con tanto ímpetu que a pocos minutos de comenzado estuvo muy cerca su fin, nunca deseamos que esto termine tan pronto pero el clímax era inminente, era un clímax egoísta, pues solo un servidor estaba disfrutando de aquel gran placer. Aunque deseaba prologar más el encuentro parecía que ya estaba escrito cómo debería terminar aquel gran acontecimiento lúdico. Sin embargo, sucedió algo inesperado. A pesar que las personas involucradas estaban convenidas con anticipación, no todos los que dicen querer vivir la experiencia, tienen el valor de salir al ruedo y es normal que muchos al final desistan… En medio de la velada, se unió al grupo una pareja más quien pensamos no acudiría, pero, estaba es la lista. Su motivo era distinto, mientras algunos hacemos esto por el simple placer que nos provoca compartir estas emociones animales. Ellos en particular querían celebrar algo muy especial esa noche y decidieron acompañarnos. Él de piel trigueña, pelo corto y negro, de voz suave. Su acompañante de tez clara, ojos claros y hermosa sonrisa.

Ambos parecían dispuestos a pasarlo bien esa noche, no se mostraban nerviosos, al contrario parecían disfrutar del sentimiento de compartir de aquel juego criticado por muchos, cuya adicción puede llevarte a perderlo todo, a sacrificar muchas cosas por tal de vivir esa sensación. Las fantasías dejan de serlo en el preciso momento en que se ejecutan y el vivir estos placeres extremos no es para cualquiera. Quizás fue por esta razón que ésta pareja no pudo terminar lo que inició. A pesar de que disfrutaban de las miradas, los gritos, la felicidad de aquel rincón. Desistieron de la búsqueda del clímax que se puede llegar a sentir… decidieron seguir por su cuenta. No estaban obligadores a terminar aquel rito al que sólo pocos permanecían hasta agotar con las energías de todos. Se despidieron y partieron.

El resto, decidimos continuar hasta que el cuerpo dijo basta…. Y fue así como ante los ojos de la madrugada se inició aquel duelo único en el que perdí aquel enorme pot… La sensación de angustia, esos malditos nervios, la locura desbordada. Las noches de póker no serán las mismas después de esa madrugada. Ese mano a mano reescribe la historia!

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