Cada quien tiene sus opciones

Hace un par de días me reuní a celebrar el cumpleaños de un muy buen ex-compañero de la universidad con quien tenemos amigos en común. La celebración se volvió múltiple debido a que hace pocos días contrajo nupcias, su esposa está embarazada y ese día hizo el anuncio de la sexualidad de su primogénito, al menos si lo delimitamos al tipo de órgano reproductor con el nace.

Este tipo de celebraciones me encantan, departir con compañeros con quienes cada vez por diversos motivos frecuentas menos, compartir dichas, hobbies, anécdotas, hablamos de todo un poco. Días antes de esta festividad, la pregunta obligada de mi parte al anfitrión aunque muy poco discreta fue, ¿Por qué te casaste? La respuesta, una muy frecuente y es que su esposa esperaba un bebito y él era de la creencia que ante estas situaciones como “hombre” lo mejor es casarse.

Además de ese evento particular a medida pasan los años en mis reuniones con los colegas, son repetitivas las frases enunciativas como: ya me case!!! tengo un hijo!!!!. Que a mí nunca dejan de sorprenderme, todos me preguntan recurrentemente si no pienso casarme y tener familia.

El introito anterior me plantea dos cuestiones que deseo exteriorizar. El primero es que todos tenemos opciones diferentes en nuestras vidas, así como ellos sienten extraño que yo no me he casado y no tenga hijos y familia, yo me sentiría totalmente frustrado sí a estas alturas mis ideales, metas y sueños se basaran en la típica familiar nuclear que se me enseño en primaria, “La familia” que hoy por hoy es muy cuestionada, de acuerdo a medicina legal la mayoría de violaciones son perpetradas por familiares [este es tema de otro post]. Debo aclarar que en el fondo sí quiero un familia, me encantan los niños “pero quiero tenerlos cuando quiera tenerlos” no por ritmitos, uso inadecuado de condón o simplemente omisión del uso del profilácticos o métodos anticonceptivos.

El segundo es que no dudo de los buenos sentimientos de mi colega y desde ya le deseo lo mejor para su vida, a él y a su familia, pero este tipo de uniones a veces apresuradas o forzadas fruto de una serie de eventos desafortunados no tienen el desenlace más feliz. No entiendo y no comparto la idea de que un hijo debe forzar la unión de una pareja, creo que cualquier unión entre dos personas debe basarse en el amor y deseo de vivir, compartir con el otro.

Finalmente debo acotar que me sorprendió grandemente un encuentro que tuve hace mucho en el colectivo con un compañerito de la primaria. “El abuelo” como es y será siempre su apelativo se caso hace muchos años. Mi determinación y a veces terquedad de que otros piensen como yo me hacía suponer que él no es feliz por haber procreado a los 18 su bebe y ahora espera un segundo, como siempre al toro por lo cuernos – mi pregunta obligada: ¿Por qué te casaste? La respuesta escueta pero la sentí tan sincera: “por que soy feliz”. Esta respuesta me hizo pensar que la felicidad de uno difiera mucho de las de los demás, de hecho la designación del nombre de mi blog no obedece al azar, creo que todos tenemos o vivimos en una burbuja, acá comparto parte de la mía. La complejidad del ser humano hace tan heterogéneas nuestras ideas, sueños, formas de pensar y vivir que hoy por hoy estoy convencido que lo mejor es la tolerancia a los demás, tal vez no los entenderemos, no compartimos sus ideas y es porque cada quien tiene sus opciones.

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